Es evidente que el estado se encuentra contra la pared ante el avasallador reto de los terroristas que se encapuchan y siembran el caos, la violencia y el peligro para la sociedad y la fuerza pública. Ello conmina necesariamente a que nazcan nuevas leyes que endurezcan el accionar de los terroristas y darle mayor capacidad de acción a la autoridad legítima para restaurar el orden y la seguridad.