Diario del Cesar
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El espectáculo de la democracia de los EE.UU.

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El espectáculo que brindó la democracia del país más poderoso del mundo, Estados Unidos, es un ejemplo claro, clarísimo de cómo funciona una Nación donde se respeta la separación de poderes y existen instituciones fuertes.

El juicio político promovido por los demócratas contra el Presidente Donald Trump por el oscuro episodio de Ucrania y la obstrucción que pudo haber hecho para que el Congreso desarrollara una buena investigación; tuvo su final con la absolución que le decretó el Senado dominado por el partido al que pertenece el propio mandatario. En otras latitudes o en nuestro propio patio para no irnos tan lejos, una absolución de tal naturaleza le hubieran adobado de ´mermelada´, que compraron a los senadores, que les nombraron a sus familiares,  otras compras de las que se apodera el imaginario, porque somos dados a eso, a no creer en la política. Allá ocurrió sencillamente que un partido arropó a su Presidente y no permitieron que lo destituyeran.

Y claro está. Todo ello es una deplorable muestra de la división a la que ha llegado la política en ese país, donde los gestos de sus líderes parecen superar con creces la unión que siempre ha caracterizado las instituciones, por encima de las rencillas electorales.

El espectáculo empezó con el desaire del presidente Donald Trump a la presidenta de la Cámara de Representantes, la demócrata Nancy Pelosi, quien actuaba como anfitriona del Jefe de Estado en su visita al legislativo y éste se negó a darle la mano. Y terminó con la ruptura del discurso pronunciado por el Mandatario y sus palabras de desprecio, causadas por el mal rato que padeció.

Acto seguido vino el discurso que, como siempre, es una oportunidad para mostrar la fortaleza de esa nación, simbolizada en las palabras de su presidente. Esta vez, lo que hubo fue todo un esfuerzo de Trump por mostrar resultados importantes como el crecimiento de la economía y el empleo, en función de su campaña reeleccionista, y un ataque frontal al Partido Demócrata así como la descalificación a sus dirigentes.

Por supuesto, fueron permanentes los aplausos de los seguidores de su partido Republicano, mientras los demócratas demostraban su rechazo a algunas de las afirmaciones de Trump. Y se produjo también el desfile de personas condecoradas o destacadas por el Gobierno, en un estudiado libreto que los especialistas han calificado como lo más cercano a un ‘reality show’, donde fue evidente el intento por convertir esta fecha en el lanzamiento de su campaña.

Y al día siguiente, la mayoría del Partido Republicano en el Senado derrotó los intentos de la mayoría del Partido Demócrata en la Cámara de Representantes que acusaba al Jefe de Estado de abuso de funciones y entorpecimiento de la Justicia. Fue evidente que la mayoría política en el organismo que actúa como juez y no la justicia se impuso al votar de esa manera e impedir la citación a testigos de las llamadas al presidente de Ucrania y de la retención de ayudas a ese país hasta tanto no se ordenara la investigación por corrupción a un hijo de Joe Biden, el posible rival de Trump en las elecciones de noviembre próximo.

Cabe destacar la presencia del presidente interino de Venezuela, Juan Guaidó, quien recibió la ovación unánime de los asistentes a la sesión del Congreso. Fue la única vez en que América Latina recibió una mención, aumentada por el compromiso del presidente Trump de derrocar la tiranía encabezada por Nicolás Maduro.

Al final puede decirse que entre el martes y el miércoles se cumplieron en Washington dos actos de gran importancia para los Estados Unidos. Uno que destaca la unión y esta vez parece haber profundizado la distancia y la división a partir de las intenciones de Donald Trump. El otro, que muestra cómo la pugna entre demócratas y republicanos cerró un proceso que debería haber llegado hasta encontrar la verdad, como debe ser en un país respetuoso de la Justicia.