El fracaso de las famosas conversaciones del presidente Duque ha quedado en evidencia con la carta que le ha sido enviada por más de 3 mil personas con influencia o al menos, con voz en el país. En esa nota se apoya el Comité del Paro Nacional como principal interlocutor y se estipula algo muy importante, que la agenda no debe ser la del gobierno, sino la de la sociedad civil en tres puntos concretos. El primero propone la Mesa Nacional de Diálogo, nombra a los participantes, entre ellos al amplio grupo que conforma “Defendamos la Paz” y las reglas, tiempos y contenidos de dicha mesa. El segundo, define los temas a discutir: los contenidos en el pliego de los convocantes del paro que incluyen aspectos económicos y sociales; el incumplimiento del Acuerdo de Paz y la posibilidad de dialogo con el ELN; el tercero tiene varias subdivisiones, seguridad, derechos humanos y asesinatos de líderes; reforma política electoral y corrupción, finalmente, derechos de la naturaleza y medio ambiente. Se enfatiza, además, el respeto del derecho a la protesta.
Al dar una rápida mirada a la lista de quienes firmaron esa nota al presidente en la cual figuran rectores de universidades como Alejandro Gaviria, senadores como Roy Barreras y muchos líderes nacionales, no se ve una clara participación de representantes de la Región Caribe, con pocas excepciones. Aunque no se conoce aun la respuesta gubernamental sobre la conformación de la Mesa de Diálogo Nacional, al gobierno se le está acabando el tiempo porque las marchas, muy llenas de expresiones culturales y sin violencia, sí tienen una fuerza muy impactante. La pregunta de fondo es si el gobierno puede seguir solo en su ejercicio en el cual miembros de grupos como los ambientalistas se levantan de la mesa porque evidenciaron las profundas falencias de esta convocatoria: imposición de la agenda del gobierno que ya no tiene respaldo nacional junto a la prepotencia e incapacidad de aceptar temas por fuera de lo que el gobierno platea. Todo esto es lo que rompe este tipo de conversaciones.
Si alguna región del país sufrió el conflicto armado y continúa con inmensos rezagos sociales ha sido la Región Caribe. Por ello y muchas razones más, sería imperdonable que tuviera muy poca representación en la Mesa Nacional de Diálogo. También no habría excusa para esta ausencia cuando en la región hay figuras de gran calibre intelectual y de liderazgo no solo regional sino nacional.
Por ello invitamos a que personalidades caribeñas se unan a este llamado al presidente Duque, y entren a formar parte de este nuevo esfuerzo para llegar a reales acuerdos con el gobierno que se encuentra acorralado por sus graves problemas de gobernabilidad. Quedarse por fuera, independientemente de la aceptación que esta carta tenga en el gobierno y de la posibilidad o no de conformar la Mesa de Dialogo Nacional, sería muy grave. El Caribe no puede autoexcluirse de este nuevo intento por llegar al acuerdo nacional.