Diario del Cesar
Defiende la región

POLÍTICA Y RELIGIÓN

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En la antigüedad la política y la religión iban de la mano, los monarcas para someter a los pueblos aducían ser los delegados de Dios en la tierra, se argumentaba que habían sido designado por el ser supremo para gobernar y de esta forma lograban el respeto y la obediencia, que les permitía mantenerse en el poder hasta que su edad se los consentía y luego los sucedían en el trono su descendencia, quienes repetían el mismo ciclo.

Con el surgimiento de las democracias, que es una creación de los griegos, donde se llevó a cabo un pacto de clases para gobernar, idea que trataron de expandir a los imperios vecinos y que luego desembocó en lo que conocemos como democracias modernas de mitad del siglo XIX, con la creación del voto universal, aquel primigenio estilo de dominación,  cedió paso frente a la idea de que el arte de gobernar es una tarea de los hombres y no un mandato divino, entonces surgen como consecuencia de aquella, los partidos políticos, los cuales para ganarse el favor popular construyen su plataforma política con atractivos programas y propuestas que llevaban a los escenarios electorales para obtener el preciado voto que los enrumbaría hacía el ansiado poder.

Ese modelo de ejercer la política se expandió por el mundo, donde los partidos tomaron distintas denominaciones según la cultura, creencias populares, costumbres y de hechos marcados también por la religión; Colombia no podía quedarse atrás y surgen de esta manera en nuestro país los partidos políticos, siendo los tradicionales el Partido Liberal que nació a la vida política en 1848, siendo redactado su programa por Ezequiel Rojas y un año después Mariano Ospina Rodríguez  y José Eusebio Caro, exponen el programa del partido Conservador con el que sellan la partida de nacimiento de este partido; por muchos lustros el partido liberal y conservador se mantuvieron en el poder, lo que inclusive tuvo un costo muy alto en vidas, porque en ese afán de aferrarse a este tan codiciado tesoro, se trenzaron en guerras que dejaron una estela de muerte a lo largo y ancho del territorio nacional y fraccionaron a la nación, de tal suerte que entre familias se declaraban enemigos a muerte por pertenecer a bandos diferentes, llegando a matarse hermanos entre sí o padres e hijos por el solo hecho de que unos era liberal y el otro conservador.

Ese sectarismo llevó al asesinato del carismático líder liberal Jorge Eliécer Gaitán el 9 de abril de 1948, lo que desencadenó una ola de violencia que se inició en la capital en lo que se denominó “el Bogotazo” y se extendió por todo el país, los liberales culpaban del execrable  crimen a los conservadores y éstos últimos lo negaban, al fin y al cabo sus determinadores quedaron en el anonimato porque su muerte convenía por igual a los dirigentes de ambos partidos, porque Gaitán fustigaba férreamente a la oligarquía de ambos bandos, ese periodo que se extendió por más de una década, se caracterizó porque la iglesia católica por identificarse con sus doctrinas, se alineó al lado de los conservadores y los liberales se radicalizaron frente a las jerarquías eclesiásticas y eran señalados de anticlericales.

Los dirigentes de estos dos partidos al darse cuenta que el país se desangraba y se teñía el territorio nacional de sangre azul y roja, que la nación podía quedar fuera de su control y que en últimas lo que les interesaba era el poder, deciden reunirse en la ciudad costera de Benidorm-España y le dan nacimiento a lo que se conoce en nuestra historia como “El Frente Nacional”, que no fue más que un sistema de alternancia en la presidencia, que implicaba la repartición burocrática del poder y un cogobierno de ambos partidos en cada periodo presidencial, sin importar que el presidente fuera liberal o conservador, lo que incidió en que se perdiera por parte de la base de cada partido la identidad partidista y como fue un pacto excluyente, ello dio lugar al surgimiento de nuevos partidos y movimientos políticos. El Frente Nacional, operó entre 1958 y 1974, estrenándose como presidente  del mismo Alberto Lleras Camargo y cerrando el período Misael Pastrana Borrero, en cuestionado debate electoral en el que aún se cree se le arrebató la presidencia al General Gustavo Rojas Pinilla, quien había sido el candidato de la Alianza Nacional popular (Anapo), hecho que de paso dio origen al M-19, como respuesta al pregonado fraude electoral y fortaleció a otras organizaciones armadas ya existentes en Colombia como las Farc y el ELN.

Disuelto en apariencia el Frente Nacional, los partidos liberal y conservador, quedan desgastados ante la opinión pública y se crean nuevos partidos muchos de ellos como derivaciones de aquellos, que en esta nueva era han asumido el poder, pero a la par surge un nuevo fenómeno: la irrupción en la política de los grupos que muchos damos por llamar evangélicos, pero que en realidad son de matices muy variadas, ello a raíz de la exaltación que hizo la Constitución de 1991 de la libertad de culto, se fortalecieron y se expandieron por todo el territorio nacional, donde los pastores emulando los monarcas de la edad media, le indican a sus seguidores que Dios les ha revelado que deben acompañar en las gestas políticas a un determinado candidato y estos producto del fanatismo que afecta a muchos de ellos y obnubila su razón, votan por el que se les ha indicado, sin importar si tiene propuestas buenas o malas e inclusive sin que tengan ninguna, porque lo determinante es lo que diga el pastor y así vemos como estos en vez de cautivar almas para Dios, se lanzan a la casa de electores y terminan siendo los grandes contratistas de la administración pública y enredados en la corrupción que campea en el país, lo cual está muy lejos de la misión que predican, es decir, que estamos retrocediendo, fenómeno que sin duda también recorre a toda América Latina.

*Abogado