La elección de Álvaro Echeverry como nuevo magistrado del CNE fue algo de mero trámite. El Congreso en pleno, Senado y Cámara, no se demoró más de una hora y fue un voto que quedó registrado en la transmisión pues no se hizo de forma secreta sino que fue de forma pública y nominal.
De esta manera quedó demostrado el favoritismo de Echeverry que se impuso a Plinio Alarcón por una votación en Cámara de 141 votos a favor, 29 en contra y 2 en blanco y en Senado de 64 votos a favor, 21 en contra y 10 votos en blanco. Fue un total de 205 votos por el nuevo magistrado del CNE.
Echeverry logró algo que hace mucho tiempo no se veía en el Congreso y es que un cercano del gobierno Petro contara con los apoyos de figuras de la oposición. Así viniera avalado por Colombia Justa y Libres, era claro que Echeverry era el candidato del gobierno de Gustavo Petro y con el que se busca cambiar las cargas en el CNE.
Conocedores a Echeverry le confirmaron a EL TIEMPO que este fue avalado por los cristianos como una forma de «simbolizar garantías para todos y que no será un magistratura sectaria». No obstante, es proveniente del Pacto y cercano a figuras como Roy Barreras o Armando Benedetti.
Este estuvo vinculado en la pasada campaña con Colombia Humana y hasta hace unos días fue el director de Consulta Previa en el Ministerio del Interior. No obstante, Echeverry también tenía un pasado en el partido de la U y era cercano a un buen grupo de senadores, por lo que logró granjearse el apoyo de sectores variopintos, incluyendo Cambio Radical.
La sesión de este martes fue de mero trámite. Estaba citada a las 9 de la mañana y, como todo el Congreso, comenzó casi con una hora de retraso. Se llamó lista y hubo un poco de demora en lograr el quórum decisorio en Senado. Luego, cuando se alcanzó, simplemente procedieron a la votación.
No se hizo con urna, en secreto, sino que cada senador y representante hizo público su voto. Fue un hecho que llamó la atención y fue reclamado por los senadores. Sin embargo, la mesa directiva del Congreso explicó que era pública la elección debido a que hay conceptos del Consejo de Estado y de la Corte Constitucional.
Ahí se vio el apoyo aplastante que logró Echeverry entre las fuerzas del Congreso. No solo fueron las fuerzas afines al Gobierno, sino que también buena parte de los sectores tradicionales, incluyendo Cambio Radical. Por Plinio Alarcón votaron los congresistas de su partido, los independientes que cada vez son más lejanos al Gobierno y el Centro Democrático.
El nuevo magistrado del CNE comenzó con ventaja desde el inicio. Como es una elección del Congreso en pleno, cada voto vale lo mismo, sin importar si lo emite un senador o representante. Vale recordar que en la Cámara son más y el Ejecutivo tiene mayoría allí. A esto hay que sumarle la cercanía de Echeverry con la política tradicional, por lo que fue sumando apoyos de estos sectores, sin importar su filiación con el gobierno Petro.
De esta forma, el CNE ya está completo de nuevo, pero en esta ocasión cambió el equilibrio de las fuerzas. A Lorduy, que era de un partido de oposición y que apoyó la imputación a Gustavo Petro, lo reemplaza alguien cercano al gobierno y que promete crear un ambiente muy distinto al que se venían dando en el tribunal electoral.
El nuevo magistrado comenzó su discurso dando gracias a Dios por la oportunidad de «darse en cada cargo público». Luego procedió a darle las gracias a cada uno de los miembros de las mesas directivas del Congreso y luego a los legiladores. «Recibo de manos de Dios con humildad este compromiso de ser magistrado del CNE», dijo e nuevo magistrado.
Echeverry habló de dar garantía a las decisiones democráticas y el valor de «consenso en medio de la diferencia». Luego, el magistrado habló de dar un mensaje de «concordia, equilibrio y ponderación» en medio de la polarización del país. «Invito que antes de reconocernos como adversarios políticos nos reconozcamos como colombianos», dijo el recién llegado al CNE.
«No llegaré a imponer verdades absolutas sino reconocer verdades clara para todos», dijo Echeverry en su primer discurso, en el que también dijo «que es posible construir desde las diferencias cuando se tiene como referencia el bien común».
/ELTIEMPO
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El Tiempo