Diario del Cesar
Defiende la región

La mano negra

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Lo que se puso en juego en la madrugada del pasado domingo fue, en pocas palabras, la estabilidad económica y social del país.

Ha hecho carrera, y con sobrada razón, la máxima de que todo lo que toca Petro lo destruye. Se ensañó con el sistema de salud y lo tiene ya al borde del colapso, acabó con el sector de la vivienda y también con el de infraestructura, en donde ya empezó a asfixiar los proyectos emblemáticos como el metro de Bogotá. Me haría interminable, pero cómo dejar de mencionar la guerra declarada al sector de los hidrocarburos, eléctrico y a la propia Ecopetrol.

Pero hasta el domingo su larga mano destructora no había traspasado nuestras fronteras ni despertado la ira de nuestro principal socio y aliado internacional. Este episodio ha servido para refrescar la memoria en cuanto a la intensidad de nuestra relación, por no decir dependencia, en el frente económico, comercial, político y de cooperación en todos los ámbitos con los Estados Unidos. La más mínima fisura en esta relación afecta cientos de miles, millones de empleos en todos nuestros sectores productivos, y no solo de exportación, pues la mayoría de los insumos para nuestras industrias también tienen como origen USA. Las solas remesas que ingresan al país y que también fueron amenazadas representan más de 5.000 millones de dólares al año.

De tal manera que lo que se puso en juego en la madrugada del pasado domingo fue, en pocas palabras, la estabilidad económica y social del país. Pero nada de esto debió pasar por la mente del señor Petro, cuyo paradero y condición aún se desconocen y sobre las cuales han circulado preocupantes versiones que el país tiene derecho a que se aclaren.

Lo cierto es que a estas alturas los colombianos nos preguntamos qué pudo haber motivado a Petro a impedir la llegada de los aviones, cuando bajo su gobierno ya habíamos recibido en estas mismas condiciones a 24.000 personas. Incluso los vuelos de esa noche ya habían sido autorizados. ¿Qué pasó en esos cuarenta minutos? ¿Por qué el súbito ataque de dignidad? ¿Qué le picó, como diríamos coloquialmente?

Países como Honduras, El Salvador, Guatemala y también México y Brasil ya estaban recibiendo los mismos vuelos y con los mismos protocolos. Y por lo visto no consideraban que estas deportaciones afectaran la dignidad nacional. Tan es así que tampoco consideraron que se justificara una reunión extraordinaria de la Celac, convocada a instancias de Petro para abordar el tema. ¿Se quedó Petro en solitario con su rabieta? Es lo más probable, pues solo Venezuela y Cuba, ahora decepcionadas por lo que se anunció como la superación del ‘impasse’, hicieron causa común con Colombia.

Yo creo, al contrario de lo anunciado por Murillo, que el incidente no ha sido superado. A estas alturas toda la cooperación con Colombia está suspendida. Como si fuera poco, se anuncia que tampoco podrá operar la flota de helicópteros Black Hawk al servicio de nuestras Fuerzas Armadas y de policía. Hay que recordar que los helicópteros de origen ruso tampoco están operando por falta de mantenimiento.

Probablemente en septiembre no seremos certificados en nuestra cooperación en materia de lucha contra el narcotráfico. Sorprende que este año la hayamos recibido, después de haber llegado a más de 300.000 hectáreas de coca sembradas bajo la protección y el auspicio de la política del gobierno del cambio. Las consecuencias de esta decisión no se harán esperar. Y ahora se emite la orden ejecutiva de no negociar con terroristas. Además del Eln seguirán, seguramente, todos los demás grupos con los que se negocia la paz total. ¿Qué hará Petro para mantener abiertos esos diálogos con terroristas?

Ante esta situación, Petro anuncia que “hay que seguir la pelea”. Cómo no se da cuenta de que 50 millones de colombianos no estamos ni queremos esa pelea. Que ninguno de sus hasta ahora amigos latinoamericanos lo acompañan, pues para estas bravuconadas no hay solidaridad ni nacional ni internacional.

Me cuesta creer, pero no puedo descartar que toda esta locura fuera deliberada. El mismo libreto de Venezuela y su confrontación permanente con los Estados Unidos. Una nueva excusa, al igual que la caída de la tributaria, para justificar la profundización de una crisis generalizada, creada por el propio Gobierno. Una excusa para justificar sus emergencias y conmociones, sus medidas inconstitucionales, sus continuos llamados a la confrontación y al odio. Esta semana fue el populismo migratorio, pero todo puede venir en este año electoral.