En el último semestre del 2024 murieron dos importantes juristas colombianos Rafael Nieto Navia y Ramón Madriñán de la Torre, a quienes podríamos llamar “Maestros de Maestros” por su extensa vida académica, la producción de libros de gran importancia en diferentes áreas del derecho nacional e internacional y sus abundantes ejecuciones referentes a la correcta administración del derecho.
Tuve el honor de conocer y tratar a estos dos ilustres colombianos como amigos, inclusive como consejeros, cuando investigaba o escribía sobre momentos de la historia del país durante el siglo XX, especialmente algunos determinantes eventos políticos y jurídicos de dicho siglo.
Don Rafael Nieto Navia se doctoró en Ciencias Jurídicas, especialista en Ciencias Socioeconómicas de la Pontificia Universidad Javeriana en 1962. Fue profesor distinguido de Derecho Internacional Público en la misma Universidad por 35 años, docente y conferencista invitado en universidades como la Academia Diplomática del Ministerio de Relaciones Exteriores de Colombia y la Escuela Superior de Guerra de Colombia, además de instituciones educativas en Argentina, Costa Rica, España, Estados Unidos, Francia, México, entre otros.
Ejerció como juez miembro de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, siendo electo presidente de dicha corte de 1987 al 1994. Fue juez y presidente del Tribunal Arbitral Internacional argentino-chileno, miembro del Grupo Nacional Colombiano de la Corte Permanente de Arbitraje de La Haya, conjuez de la Sala Constitucional de la Corte Suprema de Justicia de Colombia y miembro de la Comisión Asesora de Relaciones Exteriores de Colombia, además de embajador ante los gobiernos de Suecia, Dinamarca, Finlandia e Islandia.
Don Ramón Madriñán de La Torre obtuvo su título como abogado de la Pontificia Universidad Javeriana de 1960. Fue profesor en dicha Universidad por 50 años. También catedrático en la Universidad del Rosario y, además del ejercicio privado de su profesión, fue juez municipal, secretario general del Ministerio de Hacienda, Superintendente Bancario y conjuez de la Corte Suprema de Justicia y del Consejo de Estado.
La amistad con estos valiosos colombianos la heredé de mis padres que tenían por ellos un gran aprecio y simpatía, y de mis hermanos con los cuales, compartieron muchos momentos e ideas durante sus vidas.
Fue esta una amistad cortés y cercana a pesar de que Nieto Navia y Madriñán de la Torre pertenecían a diferentes y en ocasiones enfrentadas corrientes del Partido Conservador. Nieto Navia militaba en el ala laureanista y Madriñán de la Torre en la ospinista.
Mi último recuerdo de Ramón fue el día de la presentación de mi libro La revolución de las sufragistas, en la universidad EAN. Allí estaba sentado en primera fila, cosa que me emocionó mucho, igual que a Noemí Sanín, quien fue la presentadora del libro y había sido su alumna en la Javeriana.
Al finalizar dicha presentación nos contó que en su juventud había acompañado a mi padre, con un grupo de jóvenes conservadores, a recorrer el país, especialmente los pueblos difíciles, para defenderlo si era necesario.
Era sorprendente cuando uno estaba en compañía de alguno de estos dos juristas ver cuántos hombres y mujeres de diferentes edades, algunos muy exitosos, se acercaban a saludarlos al reconocerlos como sus antiguos profesores.
Colombia necesita hoy más que nunca juristas de la integridad y capacidad ejecutoria de estos dos Maestros. Se podrían llenar cientos de páginas sobre sus obras.
*Escritora