El regreso de Donald Trump a la Presidencia de Estados Unidos plantea un escenario con múltiples implicaciones para América Latina y, en especial, para Colombia.
Aunque no estaremos entre las prioridades del mandatario electo, es fundamental que aprovechemos las oportunidades que surjan y trabajemos para mitigar los riesgos derivados de sus políticas. Tanto el Gobierno como el sector privado deben considerar estrategias proactivas para minimizar el impacto de posibles cambios en las relaciones bilaterales y maximizar las oportunidades de colaboración.
Trump tomará posesión el próximo 20 de enero, pero su reelección ya ha generado reacciones en los mercados y ha puesto al mundo en vilo. Sus movimientos serán observados con atención, ya que afectarán el comercio global y desencadenarán un reacomodo político e ideológico que marcará el futuro de muchas naciones. La incertidumbre sobre el rumbo de sus políticas mantiene a gobiernos y empresas en alerta.
Se espera que Marco Rubio, de ascendencia latina y una figura influyente en la política hacia América Latina durante la primera administración de Trump, asuma nuevamente un rol clave. Rubio ha adoptado una posición firme frente a regímenes como los de Venezuela, Cuba y Nicaragua, y ha sido crítico de la izquierda autoritaria y de la creciente influencia de China en la región. Su posible liderazgo en la política exterior estadounidense podría suponer un endurecimiento de la postura de Washington hacia estos temas, con implicaciones para Colombia en términos de cooperación, migración y seguridad.
Entre las promesas de campaña de Trump, el control migratorio se mantiene como una prioridad. El Darién, punto crucial para el paso de migrantes hacia el norte, se convertirá en un foco de atención. La cooperación entre Colombia y Estados Unidos podría centrarse en la gestión del flujo migratorio venezolano y la contención del tráfico humano. La designación de Stephen Miller como encargado de inmigración indica una política más estricta, con posibles consecuencias para miles de compatriotas en situación irregular, especialmente jóvenes, que se verán expuestos a medidas de deportación más severas.
El retorno al proteccionismo comercial de Estados Unidos representa un desafío para Colombia. La posibilidad de que se reabran las negociaciones del Tratado de Libre Comercio (TLC) o que surjan discrepancias comerciales y tensiones políticas es un riesgo latente. Sin embargo, la situación también puede ofrecer nuevas oportunidades.
Las reacciones de los mercados y el incremento del índice de confianza empresarial en Estados Unidos sugieren un entorno más favorable para ciertos sectores. Según Go!Foton, el sector privado estadounidense prevé un mejor entorno de negocios, aunque con cautela ante posibles modificaciones en los aranceles y en la política tributaria.
Colombia debe actuar con pragmatismo y mantener una relación bilateral estratégica. Este país es un socio esencial en temas fundamentales como seguridad, comercio, migración y en las relaciones con Venezuela.
El impacto del retorno de Trump en Colombia dependerá en gran medida de nuestra capacidad para adaptarnos a un nuevo contexto político y económico, identificar áreas de cooperación y manejar las tensiones que puedan surgir. Las oportunidades existen, pero el desafío será convertirlas en beneficios tangibles para la nación.
*Presidenta de AmCham Colombia y Aliadas