¿Y qué hubieran dicho los colombianos si el expresidente César Gaviria hubiera presentado renuncia de la jefatura del Partido Liberal, alegando la necesidad de un relevo y otras circunstancias?
Pues, yo el primero, habría comentado que se trataba de otro Gaviria, uno que no conocía.
¿César Gaviria escapando momentos decisivos de la historia de Colombia? ¿Gaviria dejando su partido al garete? ¿Gaviria desinteresado por todo lo que este país ha construido?¿Gaviria ajeno a la destrucción de la inmensa obra que fue su gobierno: la Constitucion de 1991 con su carta de derechos, con su nuevo marco politico, con instituciones tan valiosas como la Corte Constititucional y la tutela, con nuevos órganos ahora considerados esenciales como la Junta del Banco de la República, la Fiscalía y la Defensoría del Pueblo? ¿Gaviria desentendido de las grandes reformas sociales que promovió, entre otras la de la salud que ha merecido elogios de las más respetadas instuciones pertinentes internacionales? Y no porque no crea que se requieren urgentes ajustes, sino porque su perfeccionamiento no puede estar precedido de su !destrucción!
Por fortuna, no solo fracasaron los burdos intentos para sabotear su reelección como director único del partido sino que, al apoyo de los liberales, contundente, se agregó, quién lo creyera, el apoyo entusiasta del Partido Conservador, del Centro Democratico, de la U, del Nuevo Liberalismo, y por lo menos, una faccion de los Verdes. Era el reconocimiento al dirigente politico que con Virgilio Barco había puesto en marcha sobre la base de un fuerte consenso politico y social, el más pluralista de nuestra historia, la más significativa transformación institucional acompanada luego de importantes leyes en sectores significativos.
El César Gaviria que se jugó sin miedo contra los carteles criminales de las drogas ilícitas, el que con mano firme supo manejar un apagón, el que culminó su mandato presidencial con alto y merecido prestigio.
¿Como prescindir de su visión, de su liderazgo tranquilo, en momentos cruciales para Colombia, por razones de índole nacional e internacional? Él mismo está consciente del papel que está cumpliendo y así lo reconocieron las fuerzas politicas que lo exaltaron en la Convencion Liberal, en Cartagena. Gracias a su propuesta de realizar una consulta popular abierta y participativa, comenzó a consolidarse un proceso de unidad nacional histórico y que será determinante. No recuerdo otra Convención partidista con esas características y de tanta significación.
Una fortuna el liderazgo de César Gaviria en este momento.
Los gobiernos de Virgilio Barco y César Gaviria colocaron a Colombia en la ruta de la prosperidad. Pocas veces se había dado tanta continuidad y tanta eficacia en construir las instituciones más apropiadas para el crecimiento de Colombia. Y el bienestar de todos los ciudadanos. Por ello no sorprende que el lema de la novena Convención liberal fuera «construir sobre lo construido». Es que se trata de un esfuerzo de más de 30 años consolidando instituciones, procedimientos y mecanismos para asegurar una macroeconomía sana y un contexto adecuado para atraer la inversión extranjera y ofrecer confianza a los empresarios nacionales y extranjeros. Instituciones que permitieron superar dificultades internas y externas de mucha gravedad.
Tan significativa la junta directiva del Banco de la República como los servicios de salud que quedaron disponibles para todos los sectores sociales como un ejemplo de gran cubrimiento y de búsqueda de igualdad. Que se requerían ajustes no hay duda, particularmente en los sectores marginados del territorio. Pero aún la población marginada de la ciudades y los departamentos tuvo acceso a servicios médicos de alta calidad. Construir y no destruir.
*Exministro de Estado