En la semana que acaba de terminar se dio algo curioso: se había venido trabajando con el consenso en que tendríamos un faltante en el suministro de gas para 2025 del orden del 20% – 25%. La oferta doméstica esperada resultaba insuficiente para atender la demanda proyectada.
O sea que por primera vez iba a ser necesario importar gas para atender la demanda industrial y la de los hogares. Hasta el momento el país solo ha importado -a través de la planta regasificadora de Cartagena, ahora el mantenimiento- este combustible para atender el consumo de las térmicas. El consumo para los otros usos siempre se había atendido con la oferta doméstica.
Sin embargo, la varita mágica del Ministerio de Minas salió a relucir, y nos informó esta semana que, luego de recoger puchos acá y allá en las proyecciones, el faltante de gas para el año entrante no sería del 20% – 25% sino apenas del 5%. Funcionó la táctica de recoger puchos de gas al menos en sus programas de Excel. ¡Magnifico!
Pero más allá de este ejercicio de recoger puchos para cuadrar cifras, hay que reconocer que la oferta del gas sigue siendo muy apretada. Y más les valiera a las autoridades, con sinceridad, reconocer la precaria situación por la que atraviesa el suministro de gas en Colombia para evitar sorpresas desagradables más adelante.
Y no me refiero a la restricción que el mantenimiento de la regasificadora de Cartagena implica. Hablo de las perspectivas del 2025 en delante de gas; combustible que se ha denominado el “combustible de la transición energética”.
La primera en advertir esta semana sobre la precaria situación que para el año entrante se vislumbra fue EPM, que dijo lo siguiente: “advertimos que no se ha logrado la totalidad de contratos de gas natural para para nuestra demanda en 2025, que el déficit del energético en el país es crítico y el sector requiere soluciones inmediatas”.
En el mismo sentido hubo -una vez más- contundentes pronunciamientos de Naturgas que reiteró el panorama oscuro que se observa en la oferta de gas natural doméstico para 2025. En igual sentido se pronunció la exministra María Fernanda Suárez en una brillante conferencia que tituló “Por qué el gas es el combustible de la transición energética”.
Frente a estas juiciosas advertencias no se entiende cómo ni por qué la ministra del medio ambiente paralizó intempestivamente la perforación del pozo Komodo-1. El más importante y promisorio de los hallazgos de gas encontrado costa afuera en el Caribe hasta la fecha. Advertencia que llevo a Ecopetrol a lamentar esta determinación del ministerio del medio ambiente en debate que tuvo lugar en el congreso nacional.
Esta inexplicable actuación de la ministra del Medio Ambiente le representará a Colombia un atraso de más de dos años en el proyecto más importante de aguas profundas hasta que se pueda volver a contratar el equipo necesario que es de altísima complejidad. Y, probablemente, le costará a Ecopetrol una cuantiosa multa por haber tenido que devolver el equipo cuando ya estaba contratado y camino a Colombia.
Pero lo más desconcertante es esto: no se entiende por qué el ministerio del medio ambiente actúa de esta manera, cuando ya asoman en el horizonte las orejas de una delicada restricción en el suministro de gas para el 2025.
El juez de Santa Marta que había decretado la tutela que suspendía las exploraciones del pozo Sirius, el otro de los hallazgos fundamentales que hemos hecho últimamente en la provincia gasífera de nuestras costas caribeñas, por fin levantó la inexplicable suspensión que había decretado. Queda ahora pendiente el delicado interrogante -no menos grave- de cuántas consultas previas requerirá el gas del pozo Sirius antes de que sus primeras moléculas de gas lleguen a las cocinas de los hogares de tierra firme de la costa caribe.
Estamos, pues, trabajando a doble máquina: el ministerio de Minas y Energía tranquilizando a base de recoger puchos de gas en sus cuentas de Excel para aminorar las perspectivas de un grave desfase entre oferta y demanda de gas el año entrante. Y el ministerio del Medio Ambiente y los jueces paralizando o saturando de interminables consultas previas la exploración gasífera del país que necesitamos dinamizar con apremio.