El presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, sugirió el jueves que su par venezolano, Nicolás Maduro, convoque nuevas elecciones para despejar las dudas sobre los cuestionados resultados que lo dieron por reelecto para un tercer periodo en los comicios de julio.
Maduro «podría intentar hacer un llamado al pueblo de Venezuela, tal vez incluso convocar un programa electoral, establecer criterios para la participación de todos los candidatos (…) y dejar que observadores de todo el mundo vayan a ver las elecciones», afirmó en una entrevista en una radio local.
Lula agregó que «aún no» reconoce los resultados que dio el Consejo Nacional Electoral de Venezuela, que proclamó a Maduro reelecto con 52% de los votos, sin presentar públicamente las actas de los centros de votación.
La oposición denunció ese proceso como un fraude y divulgó actas electorales que dan como amplio triunfador a su candidato, Edmundo González Urrutia.
Maduro «sabe que debe una explicación a la sociedad brasileña y al mundo, él sabe eso», dijo el mandatario izquierdista, considerado cercano al presidente venezolano.
«Hay que presentar los datos» pero por un organismo «confiable», señaló.
«El Consejo Nacional Electoral, que tiene gente de la oposición, podría serlo, pero (Maduro) no los envió al Consejo, los envió a su corte suprema», dijo Lula.
Durante una audiencia en el Senado brasileño el jueves, el excanciller brasileño Celso Amorim, enviado por Lula a Venezuela a acompañar el proceso electoral, subrayó que una presencia fuerte de observadores internacionales sería clave para validar unos eventuales nuevos comicios.
«Tendría que ser con una verificación importante, sólida y robusta, pero esto implicaría también el levantamiento de las sanciones» de la Unión Europea, para que sus observadores fueran así invitados al proceso, dijo Amorim.
Lula también sugirió la posibilidad de que Maduro convoque un «gobierno de coalición con la oposición».
Pero Maduro ha descartado que pueda existir cualquier tipo de negociación con la líder opositora María Corina Machado, quien se encuentra en la clandestinidad por temor a su seguridad.
Los gobiernos de izquierda de Brasil, Colombia y México realizaron en las últimas semanas esfuerzos diplomáticos en la búsqueda de una salida a la crisis desatada tras las presidenciales del 28 de julio.
El canciller brasileño, Mauro Vieira, será recibido el jueves en Bogotá por su par colombiano, Luis Gilberto Murillo, para una visita oficial en la que abordarán el asunto.
Por su parte, el presidente mexicano saliente, Andrés Manuel López Obrador, anunció el martes que prefería pausar esos intentos hasta que la justicia venezolana decida sobre los resultados.
Amorim admitió que México se había «retraído» y estimó que quizás López Obrador «no se quiere pronunciar en un sentido que pueda parecer una presión en vísperas de dejar el poder».
/AFP