Diario del Cesar
Defiende la región

El Plan 25

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En los albores de la masificación turística promovida en parte por las Cajas de Compensación, que leyeron correctamente el cambio positivo en el ingreso nacional, la Sociedad Aeronáutica de Medellín, SAM, lanzó el Plan 25. Se trataba de paquetes turísticos a crédito, todo incluido: pasajes, alojamiento, comidas, traslados y un tour especial, con precios especiales para niños y viejos. Cuando quedaba aprobado, la familia recibía por correo maletines, cachuchas para cada miembro, camisetas para hombre, dama y menores, chanclas y una calcomanía para el carro o la moto. Aunque muchos arribistas lo usaban de manera vergonzante, realmente revolucionó las posibilidades de hacer turismo en familia.

No confundirlo con el Plan 25 de Trump. ¡Este sí es para avergonzarse! En medio de un sistema democrático que aunque consolidado está muy amenazado y violento, la fundación de derecha Heritage, que por décadas ha defendido con argumentos buenos y malos la legalización de las drogas, ha publicado un documento de mil hojas sobre las cosas que un presidente republicano debe hacer en los primeros ciento ochenta días del mandato 2025. Además del recetario para los iniciales seis meses, las bases del estudio pregonan el indoctrinamiento urgente de los funcionarios nombrados por el presidente, en sus políticas; la destitución de los que no juren lealtad total a esas políticas; y la formulación de las políticas mismas. Trump dice no conocer el tal papel. Difícil de creer si dos de sus asesores principales en la Casa Blanca son hoy el director y subdirector del proyecto de Heritage.

Es farragoso, populista y anacrónico. Propone controlar el acceso de los ciudadanos a los métodos de planificación familiar e irónicamente sugiere que la píldora para abortar pueda recetarse a mujeres que tengan hasta siete semanas de embarazo. Pone a la Biblia como fuente de las políticas públicas. Insta a lo que sería un “Poder Ejecutivo Unitario”: la centralización de todos los poderes en el presidente para “lograr cambios inaplazables en nuestro país y a los que se opone la burocracia”. Y la burguesía, agregaría Petro. El sistema federal quedaría bajo la égida presidencial, incluido el FBI remplazado por una agencia diseñada a su antojo por el inquilino de la Casa Blanca. Se acabarían la carreras judicial, docente, administrativa y diplomática. Más de cincuenta mil empleados públicos serían removidos, para reemplazarlos por afectos al nuevo gobierno con juramento de oposición al aborto, al matrimonio de personas del mismo sexo y defensa del muro anti-migración en el sur, el cual deberán llevar rápidamente a su culminación. Esa burocracia nueva apoyada en las Escrituras deportaría masivamente a los ilegales en suelo de EE.UU., incluidos los millares de menores acogidos por el programa llamado Consideración de Acción Diferida para los Llegados en la Infancia, DACA en inglés, de Obama. Los militares y la Guardia Nacional se dedicarían a combatir por igual migrantes ilegales y traficantes de drogas en las fronteras.

En un gobierno con ese programa no hay recursos para desarrollar energías renovables como la solar o eólica. Las fichas técnicas sobre alimentos serían revisadas para excluir de ellas cualquier consideración sobre cambio climático o sostenibilidad.

La idea autoritaria del documento, aunque difieran un poco los contenidos, se parece a la que se ha presentado en el país sobre fast track para reformas por decreto o constituyente “porque los retardatarios no las dejan pasar”.

Si pierden Biden y Kamala, en cualquier orden, es bastante probable que la agenda de un Trump protegido por Dios, sobreviviente, fortalecido si se confirma el carácter doloso del atentado de antier, sea el Plan 25. Y con Marco Rubio como fórmula vicepresidencial, Colombia estaría en serios aprietos, imposibles de desfacer echando globos en el Consejo de Seguridad, donde a nadie impresionan nuestros parroquiales adjetivos y sintagmáticos adverbios.

*Exministro de Estado