Diario del Cesar
Defiende la región

Confiémos

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Confiar es encargar o poner al cuidado de alguien algo. Esperar con firmeza y seguridad. Depositar en alguien, sin más seguridad que la buena fe y la opinión que de él se tiene, la hacienda, el secreto o cualquier otra cosa. Confianza es una palabra a la que hay que otorgar mucha confianza”, como nos dice Muntean Rosenblum y tiene razón, porque es la sal de la convivencia y desde la buena fe considero que . hay que insistir en ella, no obstante que muchas y más veces se ha traicionado, hasta el punto, que vivimos y en la actualidad atravesamos una evidente crisis de confianza, con mil y más explicaciones, aunque ninguna sencilla ni clara, lo que dificulta la comprensión del mundo en el que estamos. Ejemplo de ello es que las narrativas gubernamentales no venían en algunos casos y no se articulan en otros con la realidad en la que inmersos estamos. Peregrinamos por la sociedad de la información, pero pocas veces hemos estado tan desinformados y tan poco sabedores de lo que es verdad y de lo que es mentira. El discurso moral se debilita, fugada está la ética, las ideologías cuando no pierden vigor se tornan perniciosas, dañinas y el absurdo individualismo se adueña de la sociedad, lo que menoscaba la confianza en materia grave.

Otro buen ejemplo de ello es lo que sucede en nuestra compleja política en la que se ha permitido que se cree un laberinto de confusión, donde pululan seudo políticos que conquistan a pesar de su mala reputación y sus palabras para nada se corresponden con sus acciones, lo que se traduce en el rompimiento del relación de confianza, y en una dinámica de descrédito en los proyectos y propuestas, que hacen imposible que la sociedad avance sin mirar atrás.

Quinto Horacio Flaco, sentenció que las muchas promesas disminuyen la confianza. Mientras la fe es creer en lo que no se ve, la confianza es la esperanza firme o seguridad en que una persona va a actuar o una cosa va a funcionar como se desea; u es eso lo que esperamos en beneficio de todos y cada uno de los entes territoriales del país, por lo que algunos políticos con su crisis moral no están dispuestos a que se les arruine su paraíso electoral en el que en su decir y actuar está permitido prometer todo, incluso lo que no se debe y prefieren cerrar los ojos para no ver que vienen problemas.

Sin confianza, difícilmente exista una sociedad que pueda articularse, toda vez que la desconfianza encuentra su mejor escenario entre los que se acercan a la verdad con argumentos y palabras falsas y construyen la sociedad arrinconando a lo honesto. Confiar es prestar sin interés. El que confía, no espera, no calcula, no mide, siempre se atreve. La confianza se conquista por la persona y esta teje con ella una unión de nudos fuertes e indelebles.

Insisto en que tenemos que confiar, saber que la esperanza es lo último que se pierde, a pesar de los cambios acelerados en el modelo de familia, la pérdida de valores tradicionales, los cambios en los modos de trabajo, la percepción de un futuro incierto, la sensación de injusticia, los escándalos financieros, las falsas promesas y los innumerables casos de corrupción que agudizan a tope esa crisis de confianza, lo que lleva aparejado el riesgo. Y si bien mientras más confiamos, más fácilmente podemos ser defraudados, la confianza debemos proyectarla en otros de cara al porvenir, así algunos prefieran no confiar en nadie para no sufrir defraudaciones, lo que da pie para seguir insistiendo en la necesidad de defender las relaciones soportadas en la confianza que es lo natural entre los seres humanos y así se han conformado familias, agrupaciones de todo tipo y la sociedad misma. saramara7@gmail.com

*Abogado*Periodista