Más que un último desafío, ganar dos títulos mundiales consecutivos resulta casi un milagro, según estadísticas recientes. Los tres últimos campeones del mundo pueden dar fe de ello: todos quedaron eliminados en la fase de grupos cuando defendían su corona.
En 2018, Alemania se desmoronó en el último encuentro ante Corea del Sur (2-0), marchándose del Mundial de Rusia tras una derrota inaugural frente a México (1-0) y un triunfo contra Suecia (2-1) en la segunda jornada.
Cuatro años antes, los españoles vivieron un terrible regreso a tierra, después de haber dominado el planeta del fútbol durante muchos años (dos Eurocopas y un Mundial): ante Holanda, La Roja sucumbió (5-1); y, luego, perdió sus opciones de pasar a la siguiente ronda tras caer ante Chile (2-0).
En 2010, Italia dejó el Mundial de Sudáfrica de la misma forma: dos empates ante Paraguay y Nueva Zelanda (ambos 1-1) y, más tarde, una derrota por 3-2 ante Eslovaquia.
Frente a esta maldición, el entrenador de los ‘Bleus’ Didier Deschamps prefiere sonreír. “¿Me quieres animar, verdad?”, bromeó en mayo de 2022, cuando le presentaron estas pesimistas cifras.
“Lo sé, estadísticamente no está demasiado a nuestro favor. Pero no lo hago en base a estadísticas. Es un hecho que resulta complicado para el vigente campeón, porque es el nivel alto, los oponentes no duermen”, prosiguió Deschamps.
60 AÑOS DE MALA SUERTE
Para evitar la desgracia de un mal resultado tempranero, ¿existe una receta milagrosa? ¿Un equilibrio minucioso entre los vigentes campeones y los lobos jóvenes?
“Si la pregunta es si es mejor volver a llamar a 6,7, 9 o 15 campeones del mundo cuatro años después, yo no lo hago según esos criterios. Unos han sacado 15 y no ha funcionado, otros sacaron 9 y eso no funcionó. Lo pensaré”, señaló Deschamps.
De hecho, Vicente Del Bosque eligió convocar a 16 españoles campeones del mundo en 2014, mientras que Joachim Löw se decantó por rejuvenecer la plantilla de Alemania en 2018 con solo 9 jugadores presentes cuatro años antes. Sin éxito.
Para los ‘Bleus’, otro recuerdo llama a la prudencia. Tras conquistar el Mundial de 1998 y la Eurocopa de 2000, la Francia de Zinédine Zidane salió por la puerta de atrás en el Mundial-2002, con una derrota final ante Dinamarca (2-0), contra quien se reencontrará en un Mundial 20 años después.
Para recordar un doblete hay que remontarse a Giuseppe Meazza, con la Italia de 1934 y, luego, 1938, y a Pelé, de 1958 y 1962. Sesenta años después, ¿podrán Kylian Mbappé y Antoine Griezmann ahuyentar el maleficio?