Diario del Cesar
Defiende la región

Doloroso encuentro entre víctimas y victimarios ante la JEP

DUROS TESTIMONIOS EN BUSCA DEL PERDÓN

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Dolorosa, sincera, extenuante y con un perdón que en su mayoría lo encomendaron a Dios, fue al ambiente que se vivió entre lunes y martes, durante la audiencia de la Justicia Especial para la Paz, JEP, realizada en el municipio de Valledupar, donde trece militares del Batallón La Popa, tuvieron la oportunidad de reconocer la verdad en hechos relaciones con ‘falsos positivos’, que dejaron una estela de dolor entre familiares que hoy imploran justicia y No repetición.

Entre negros y blancos, se vivió el ambiente durante la audiencia. Miradas que reflejaban dolor, otras odio, pero a la vez muchos corazones que titilaban por una paz justa, por una verdad que finalmente les permitiera respirar luego de oscuro camino del conflicto armado.

La audiencia fue maratónica, casi doce horas diarias en las que se escucharon crudas historias narradas con dolor, y hasta con vergüenza por parte de los militares que decidieron dar la cara en busca de un perdón, el cual en muchos casos no consiguieron, pues los familiares prefieren llevarse hasta la tumba ese dolor, así como se fueron de manera injusta sus seres queridos.

Uno de los testimonios más desgarradores, fue el de Oseas Arias Martínez, miembro de la etnia kankuama, que hace parte de una familia que sufrió desplazamiento y la muerte de tres miembros de su familia. Ofreció el perdón de Dios a los victimarios que estaban cara a cara, un momento crucial que llenó de lágrimas a los presentes.

Arias Martínez, hermano de Enrique Arias Martínez asesinado el 22 de junio de 2004 en Atanquez, y primo de Uriel Evangelista Arias, también asesinado por los militares, agradeció durante su intervención al soldado Yeris Gómez, por haber dado información sobre las muertes ocurridas.

Terminó su intervención y con la voz quebrada, agradeció a la JEP, al tiempo que ofreció su perdón a los victimarios citando versículos de la Biblia. “Espero en Dios, y que Dios tenga misericordia de ustedes” dijo.

Otro de los casos más sentidos en la audiencia, fue la intervención de Franklin Navarro, un adulto mayor de la etnia wiwa, a quien le fue asesinado su único hijo por parte de exmilitares, pasándolo como miembro de un grupo guerrillero.

Con voz entrecortada, dijo que su hijo Carlos Mario Navarro, era su única esperanza para su sostenimiento durante su vejez. “Ya no está, fue víctima del infierno que desde el Batallón La Popa crearon un grupo de militares en busca de permisos, ascensos y halagos con los falsos positivos”, concluyó.

VICTIMARIOS

“Asesiné por orden de mi comandante al indígena kankuamo Deiver de José Mendoza”, dijo el soldado profesional Alex José Mercado Sierra, durante su testimonio que fue escuchado detenidamente por los magistrados y familiares de las víctimas.

Agregó: “Al indígena kankuamo Uriel Evangelista Arias, no lo asesiné pero encubrí para que asesinaran a ese campesino que traía su mochila y un balde”.

Confesó que en marzo de 2005 fue a Barranquilla a buscar a tres personas. “Me las entregó otro soldado (…) en esa ciudad me entregó Álvaro Adolfo Piña Londoño, Carlos Carmona y un joven no identificado. “Me preste para asesinar personas inocentes. Me presté para ir a buscar (personas) a la ciudad de Barranquilla “, dijo Mercado Sierra, quien hizo parte del grupo especial Zarpazo.

Aunque fueron varios los victimarios comparecientes, los que tuvieron la oportunidad de pedir perdón y reconocer su autoría en los crímenes por los cuales la JEP adelanta este proceso, llamó la atención la del ex Coronel Eber Hernán Gómez Naranjo, quien se desempeñó como oficial de operaciones y ejecutivo así como segundo comandante del batallón La Popa, el cual contribuyó al encubrimiento de asesinatos presentados como muertes en combates.

Se mostró avergonzado por los crímenes, que ayudó a encubrir, también pidió perdón a las víctimas, pero se negó a reconocer como se intentó por parte de los jueces, atribuir a mandos superiores la autoría intelectual de los crímenes.

GRUPOS PARA MATAR PERSONAS

Otro de los victimarios que ofrecieron su testimonio en la audiencia, fue el teniente (r) Carlos Andrés Lora Cabrales, excomandante del grupo especial Trueno, quien afirmó que “pertenecer a ese pelotón era un orgullo. (…) Pero a esta edad de 44 años (ahora entiende) que ese pelotón fue creado para asesinar personas”.

“Quiero enviarle un mensaje a Carlos Iván Cáceres, quien nació el día de la muerte de su papá. (…) Quiero que sepan que he llevado por mucho tiempo esta cruz y sé del daño causado a esta familia”, inició su reconocimiento el compareciente Lora Cabrales.

Relató la primera vez que participó en el asesinato de civiles en marzo de 2003, en el sector de La Mesa, Cesar. Según reveló, el coronel (r) Hernán Mejía les dio la orden de dirigirse al sitio. Allí estaban Manuel Padilla, Efraín Andrade y el mayor (r) José Pastor Ruiz. Allí, simularon un combate y en una choza encontraron a tres víctimas que presentaron como bajas. “Pero ahí no hubo combate”, explicó Lora. Y agregó: “Cuando llegamos al batallón hay una especie de agasajo, un asado y me felicitan. (…) Ahí empieza mi carrera de asesinatos”.

“Lamento profundamente el hecho de que Carlos no haya conocido ese día a su padre, que su señora no haya podido tener esa mano de apoyo que le ayudara durante su parto”, dijo Lora, admitiendo que entiende el daño causado a la comunidad de Guatapurí.