Diario del Cesar
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La angustiosa búsqueda de 14 mineros atrapados en un socavón

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En la entrada de la mina La Mestiza, ubicada en la vereda El Abarico, de El Zulia, el tiempo transcurrió más lento de lo normal. El ambiente que se sentía era ‘pesado’ y enrarecido. Por momentos el silencio era tal, que dejaba escuchar el correr del agua por la quebrada que pasa por ahí y el golpear del viento en las hojas de los enormes árboles.

La veintena de familiares que llegaron hasta ese punto del área metropolitana de Cúcuta estaban llenos de dolor, angustia y desesperación, pues querían tener alguna razón de los 14 mineros que quedaron atrapados desde las 11:00 de la mañana del lunes, en ese profundo socavón.

Las lágrimas y las expresiones de tristeza fueron cada vez más evidentes. Entre sollozas, las personas se acercaban a cada socorrista que bajaba de la bocamina hacia el ‘casino’, a preguntarle qué sabían de su familiar, pero ninguno encontró una respuesta exacta, los rescatistas solo se limitaban a decir que aún no habían podido llegar hasta el punto donde quedaron los mineros.

Luego de entregar esa vaga respuesta, cada uno de los socorristas recorrió ese espacio amplio donde normalmente los mineros dormían y comían durante una semana de trabajo, pero que hoy estaba atiborrado de psicólogos, militares, policías y familiares.

Algunos de los angustiados familiares, que habían pasado la noche casi en vela, sin tener nuevas noticias de los avances del grupo de rescate, bajaron una pequeña cuesta, hasta llegar a la quebrada y sentados en las rocas, veían pasar las camionetas con personal de la Cruz Roja, Defensa Civil, Salvamento Minero y militares, llevando comida, agua o herramientas hacia la bocamina.

La hospitalidad y acompañamiento psicosocial que brindaban los organismos de socorro fueron suficientes para calmar los familiares de los mineros atrapados. Pero el hambre y el sueño dejaron de ser una prioridad para aquellas esposas y madres, pues los recuerdos y pensamientos de sus seres queridos las tenían sumergidas en la preocupación.

Muchas inquietudes

Las preguntas son muchas y las respuestas son pocas. ¿Han encontrado algún cuerpo?, ¿Cuántos metros han recorrido?, ¿Por qué demoran tanto en encontrarlos, si llevan más de 24 horas trabajando sin parar?, eran las inquietudes de los familiares hacia todo aquel que bajaba de la bocamina al ‘casino’.

Hacia las 11:30 de la mañana, de ayer, Gloria Catalina Gheorghe, gerenta nacional de Seguridad y Salvamento Minero; Manuel Orlando Pradilla García, alcalde de El Zulia; Jhon Leonardo Olivares Rivera, secretario de Minas y Energía de Norte de Santander; y otros funcionarios de la Gobernación, dieron el primer reporte a los familiares, siendo poco alentador.

“Por ahora tenemos conocimiento de que la explosión fue asociada al metano y el carbón. Desde el día de ayer (lunes) estamos trabajando para mejorar la ventilación bajo tierra y reducir concentraciones de dióxido de carbono, ha sido un trabajo continuo, pero la explosión fue muy severa y tomará algunos días más llegar hasta el lugar en dónde se cree que están los mineros”, explicó Catalina Gheorgue.

Agregó: “En este momento hay nueve ingenieros y técnicos monitoreando la situación, y 25 socorredores de Salvamento Minero, Defensa Civil, Cruz Roja y apoyo logístico por parte de la Alcaldía de El Zulia apoyando la búsqueda de los mineros desaparecidos”.

A partir de ahí, las horas han sido más tortuosas para esas personas que esperan alguna información de su familiar. Algunas de ellas llevaban sin comer ni dormir un día entero, y aunque sus acompañantes insistían en que ingirieran algo, o por lo menos, descansara en una cama, su respuesta seguía siendo negativa.

“Por favor, vamos a la casa un momento, duerma unas horas, coma en la casa si acá no le gusta, y vuelva a las 5:00 de la tarde, si quiere para pasar la noche acá (en el ‘casino’) de nuevo”, le dijo uno de los acompañantes a la esposa de  uno de los mineros.

“¡No!, de acá no me sacan, ustedes no me van a dejar volver. Yo tengo que esperar más noticias, a mí fue la persona que dejaron designada para que informara si llegan a tener novedades de mi esposo, si quieren váyanse”, gritaba la angustiada mujer.

Entre el dolor y la paciencia

Dos mujeres que dialogaban cerca a la quebrada con cara de tristeza, contaron que esperaban a una sola persona, Omar Alirio Arias, de 37 años, esposo y hermano para ellas.

El hombre, según las ellas, es minero desde hace 13 años, y desde hace 36 meses viene laborando en las minas de ese sector donde hoy se vive una tragedia. Las mujeres se enteraron de la explosión por la llamada de un familiar de otro minero atrapado, y sin dudarlo salieron ese mismo día hacia este lugar.

“No me voy a mover de esta zona hasta que vea a mi marido. No importa cuántos días tome, tenemos dos hijas una de 8 y otra de 14 años, por suerte las está cuidando una familiar, pero no quiero volver sin noticias a Campo Dos (Tibú) donde vivo, porque mis hijas ya están al tanto de la situación”, explicó la esposa del minero.

La mujer manifestó que el fin de semana pasado, cuando Omar regresó a la mina, se despertó como de costumbre, faltando 10 minutos para las cuatro, ella se levantó a hacerle desayuno.

El hombre salió hacia la mina y el último mensaje que recibió la angustiada mujer, fue a las 8:14 de la mañana del lunes, cuando le dijo: “Ya estoy en la mina amor”. Desde entonces no ha vuelto a saber nada de él.

A pesar de haber dormido en una silla la noche del lunes y de tener varios dolores en sus articulaciones, continúa esperando y rezando para que su marido se encuentre con vida.

“Dios me lo lleve con vida papito”, fue la última frase que la mamá de Víctor Alfonso  Sánchez le dijo a su hijo, cuando salió a las 4:40 de la mañana del lunes, de su casa en el barrio La Pastora, en Cúcuta.

El hombre de 34 años está a pocos días de cumplir los 35, y por eso su mamá desea tenerlo cerca para abrazarlo y celebrarle esa fecha tan especial.

“Ese día se levantó a las 4:00 de la mañana y antes de irse le dije que me avisara cuando estuviera allá (mina), a las 6:29 (a. m.) me respondió el mensaje que había llegado, pero a las 11:00 (a. m.) una hija mía me dijo de la noticia que habían mineros atrapados, yo le dije que a mi hijo no le había pasado nada, y que cuando saliera a almorzar, en una media hora, me respondía. El mensaje nunca llegó”, relató con tristeza la mujer.

La angustiada mujer no ha podido comer desde entonces, solo pide agua, café y cigarrillos. En pocos espacios de 15 minutos descansa en una silla junto con su nieto, quien también es minero y cada cierto tiempo lo regaña por su profesión.

“Yo le decía bastante a él (Víctor) que dejara ese trabajo, porque uno sabe lo peligroso que es. Y ahora con éste (nieto), espero que esta experiencia la recuerde si quiere seguir haciendo ese trabajo tan mal pago”, concluyó la señora.
Un último susto
Ayer, a las 4:00 de la tarde, mientras algunos socorristas se encontraban a 170 metros de profundidad, aproximadamente, uno de ellos inesperadamente se desmayó. De inmediato los hombres que estaban con él se devolvieron por la empinada cuesta para estabilizarlo.

Algunos familiares que estaban en ese punto esperando alguna información, se alarmaron al ver que sacaban a alguien alzado, pues pensaron que se trataría de alguno de los mineros atrapados, pero no fue así.

“Pensé que habían encontrado un cuerpo y lo estaban sacando o algo así, pero cuando veo es otro de los mineros que entró a buscarlos. Pobre hombre, lo vi más allá que acá, estaba pálido”, dijo uno de los familiares.

Al cierre de esta edición, todavía continúa la búsqueda de los mineros, que podrían estar a 300 metros de profundidad. Según el último reporte conocido, los socorristas seguían trabajando sin llegar al lugar en donde están.

/Colprensa