Algunos cuentos de hadas no terminaron con finales felices, ni comiendo perdices.
Los cuentos de hadas siempre se han considerado como sinónimos de “finales felices”. Princesas como ‘Cenicienta’, ‘Blanca Nieves’ o ‘La Sirenita’ han sido la fuente de inspiración de cientos de niñas alrededor del mundo que esperan encontrar a su príncipe azul en algún momento de su vida.
Sin embargo, no todo es lo que parece. Algunos cuentos de hadas no terminaron con finales felices, ni comiendo perdices. Con el pasar del tiempo, algunos de los cuentos más famosos han ido cambiando su versión y dejando de lado ciertas escenas oscuras y crueles que fueron escritas originalmente.
La Bella y la Bestia:
Para empezar, ‘La Bella y la Bestia’, es uno de los clásicos de Disney más queridos y recordados. De hecho, la película protagonizada por Emma Watson y Dan Stevens, en el año 2017, fue un éxito rotundo que reenamoró a más de uno. Sin embargo, como reseña la revista Esquiere, la historia que inspiró a este cuento escrito originalmente por Gabrielle-Suzanne Barbot de Villeneuve en el año 1740, dista mucho de ser una historia rosa.
‘La Bestia’ que inspiró al personaje masculino de esta historia existió realmente, pero no logró convertirse en ningún atractivo príncipe. Su nombre era Pedro González o Petrus Gonsalvus y vivió entre 1537 y 1618.
El hombre, originario de Islas Canarias, es considerada como la primera persona en la historia en ser diagnosticada con la enfermedad de hipertricosis, también conocida como ‘el síndrome del hombre lobo’.
Considerado como un completo fenómeno de su época, a los diez años de edad Petrus Gonsalvus fue enviado a modo de regalo para el Rey Enrique II de Francia. Aunque su futuro parecía bastante turbio al principio, el monarca y su esposa, Catherine de ‘Medici, decidieron educar a ‘Petrus’ y buscarle una esposa. De este modo, el protagonista de esta historia se casó con una doncella con quien tuvo siete hijos, de los cuales cuatro heredaron su enfermedad y al igual que él, también fueron enviados como regalos a otras personas del reino.
La Sirenita:
La historia de la princesa peliroja de Disney dotada con una voz prodigiosa tiene grandes diferencias entre lo que se ha visto en el cine y algunos cuentos, de lo relatado en su primera versión.
Como reseña El País, el final de ‘Ariel’ no fue muy feliz que digamos. En el cuento original publicado en 1837 y escrito por el danés Hans Christian Andersen, ‘La Sirenita’ sí salva al príncipe de morir en un naufragio, él sin tener muy claro quién fue la mujer que le salvó la vida, se siente enamorado de ella. Sin embargo, aquí es cuando las cosas pasan de castaño a oscuro.
‘Ariel’, enamorada del príncipe, decide hacer un pacto con la bruja y le entrega su voz a cambio de tener piernas. Sin embargo, ‘Eric’ no sabe que fue ‘Ariel quien le salvó la vida, y ella lamentablemente no tiene forma de comunicarse con él. Ante tales circunstancias, el príncipe se casa con otra mujer creyendo erróneamente que fue ésta quien lo salvó de morir en el naufragio.
Para convertirse nuevamente en una sirena, ‘Ariel’, según su pacto con la bruja’, debía matar al príncipe con una daga, pero no fue capaz debido a su amor por él; entonces su corazón se despedazó y mientras moría su cuerpo se convirtió en espuma y se mezcló con el mar.
Cenicienta:
De acuerdo con la referencia que hace El País, este cuento tiene diferentes versiones, sin embargo, se considera que la de Los Hermanos Grimm es la más oscura.
Como se sabe, el príncipe conoce a Cenicienta en un baile en su castillo, sin embargo, cuando dieron las 12 la joven debía salir corriendo antes de que su carroza se convirtiera en calabaza. A su paso, accidentalmente se le cayó una de sus zapatillas de cristal, que posteriormente fue recogida por el príncipe.
El joven heredero inicia entones una búsqueda de su princesa, para ello, decide medirle la zapatilla de cristal a cada una de las doncellas del reino. Las hermanastras de ‘Cenicienta’ se disputan entonces el lugar al lado del príncipe, pero el zapato les queda pequeño a ambas. Aquí es cuando comienza lo siniestro.
Una de las hermanastras opta por cortarse los dedos de su pie y de esta forma logra calzar la zapatilla. El príncipe siente que ha encontrado a la mujer correcta, pero con el pasar del tiempo descubre la mentira y la abandona. La otra hermanastra decide copiar la idea y se corta los talones, pero ‘Cenicienta’ también se mide la zapatilla quedándole perfectamente ajustada a su pie.
Es de resaltar que la mayoría de los cuentos son bastante antiguos lo que ha dado a pie a la creación de múltiples versiones al respecto.
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