´Mi hermano tuvo la gran suerte de ser el primer Rey Vallenato´
“Me enfermé de mentira, fue lo que se me ocurrió decir. Pero sería el mismo Dios, que en ese momento, Alejo, que vivía en Sahagún (Córdoba), vea eso era lejos, había llegado a El Paso a visitar a mi papá y a mi mamá…”.
Mientras Consuelo Araujonoguera, Rafael Escalona Martínez y Alfonso López Michelsen orquestaban el primer Festival Vallenato, a inicios del año 1968, a unos kilómetros de la recién nombrada capital del Cesar, (1967), en el pueblo que, según documentos antiguos, se conoció como San Antonio de El Paso del Adelantado, estaba Naferito Santiago Durán Díaz, hijo del acordeonero Náfer Donato Durán Mojica y Juana Díaz Villareal, reconocida por ser cantadora.
Mientras que él, era un jornalero de la hacienda Las Cabezas, de propiedad de la adinerada familia, Gutiérrez De Piñeres. “¡Vea a esa hacienda, de pura ganadería, que también era de un gringo, llegaba a trabajar gente de Chiriguaná, Rincón Hondo, y hasta del Valle!”. Esta familia, dice, Naferito, diminutivo para diferenciarlo de su padre, Náfer Donato, “nos estimaba mucho (a los Durán) por el comportamiento de nosotros, personas serias y correctas, además, les gustaba escuchar cuando tocábamos”.
En ese entonces, Naferito repartía las horas de sus días entre las labores como trabajador de la hacienda, la mujer que se había recién “sacado a vivir”, y con quien tendría 12 de los 15 hijos que tuvo; y el acordeón, instrumento con el que ha concebido las notas para casi 300 canciones. “En aquel entonces, conseguir un acordeón era difícil, si acaso se veía uno por ahí”. Sin embargo, en casa de los Durán “nunca falló uno”. Y explica que la música era una rutina diaria y espontánea entre ellos. “Desde mi abuelo, Juan Bautista Durán Pretel, hasta mi bisabuelo, pero a él no alcancé a conocerlo; y mi papá, Náfer Durán Mojica”.
Esta herencia musical pasó a Luis Felipe, Naferito y Alejandro. “Fuimos tres de sus hijos que teníamos fama como acordeoneros. Las demás fueron hembras”. La destreza con este instrumento los hizo popular en la zona. Aunque, cuenta Naferito, era más conocido, en el Magdalena Grande de entonces (en el año 49), su hermano mayor, Luis Felipe, “él ya grababa discos. Los componía, los cantaba y tocaba él mismo el acordeón”. Hoy, a sus 86 años, reciente cumplidos, (26 de diciembre), camina con paso lento, a este ritmo también van llegando los recuerdos sobre el día que lo fueron a buscar hasta la hacienda Las Cabezas, de propiedad de los Gutiérrez Piñeres, donde trabajaba, para que participara en el primer Festival Vallenato.
“Eso fue en el año 68, ya estaba ‘recogío’ con la Turca, (señala a su mujer, Rosibel Escorcia, que observa la entrevista desde una mecedora en la sala de su casa), es hija de una turca”, explica para luego continuar su relato. “Fueron a buscarme a El Paso para que participara en el concurso…”. Hace una pausa, “sentí temor, miedo de viajar hasta Valledupar, era primera vez…bueno ese tipo de cosas”. Para negarse y no reconocerlo, dijo que estaba un poco afectado de la salud, y además, que no tenía compañero. “Me enfermé de mentira, fue lo que se me ocurrió decir. Pero sería el mismo Dios, que en ese momento, Alejo, que vivía en Sahagún (Córdoba), vea eso era lejos, había llegado a El Paso a visitar a mi papá y a mi mamá…”.
Alejandro, en ese entonces con 49 años y Naferito, con 36, reconoce que su hermano mayor tenía más “mundo”. “Ya él había salido bastante, mucho más que yo. Eso lo hacía más arriesgado”. Entonces, le preguntó: “Ajá, Náfer, ¿vas a ir al Valle? A Lo que respondió, “Nombre, Alejo, es que no sé. Eso está muy lejos…”. Sin pensarlo dos veces, Gilberto Alejandro, lo interpeló, “bueno, entonces déjame ir a mí…Yo si voy así pierda”. Y fue así, como Gilberto Alejandro Durán Díaz, el ‘Negro grande’, llegó a la histórica plaza Alfonso López, de Valledupar. Se enfrentó a Ovidio Granados, Luis Enrique Martínez y Emiliano Zuleta Baquero, este último, el favorito tanto del público como del jurado del que hicieron parte, Rafael Escalona Martínez, Tobías Enrique Pumarejo y Gustavo Gutiérrez Cabello. Pero, como manifestó Naferito, “era para mi hermano”.
Emiliano Zuleta fue descalificado por no presentarte en tarima pese a los tres llamados. La pelea fue, entonces, contra Luis Enrique y Ovidio, quedando como el primer Rey del Festival Vallenato, Alejo Durán.
Pero la oportunidad para Naferito de ostentar ese título y dejar su nombre y reinado para la historia, llegaría un par de años después, en 1976. Aunque los remembranzas llegan incompletas, su memoria trae al presente nombres de algunos de sus contendores musicales en ese Festival Vallenato, “Calixto Ochoa, Julio Rojas, Alfredo Gutiérrez, Andrés Landeros, Juancho Polo Valencia…Ellos tocaban, pero nosotros también, además creamos, inventábamos mucho”. En este momento, destaca que su hermano Alejandro, “él tenía mejor voz, era una voz para la música vallenata”.
Y hoy, cuando los bríos de entonces han mermado con el pasar de los años, sin afectar su pasión para ejecutar el acordeón, recuerda que, “vea, lo de nosotros (los Durán) es natural, somos empíricos. Después de trabajar en la finca, con las manos sucias de barro, acabando de ordeñar, cogíamos el acordeón y duramos horas dándole…”. Él mismo propone hacer una muestra, y con acordeón en pecho, interpreta la canción que le compuso a la mujer que lo ha acompañado desde siempre, la misma que le dio 12 hijos, Rosibel Escorcia, ‘Sin ti’. /Con mi nota triste vengo a decirle a tu alma (bis) lo que está sintiendo mi sincero corazón. Ya no tengo paciencia, ya no tengo calma, solo vivo triste y loco por tu amor… Sin ti no puedo estar, mi corazón se desespera, no lo dejes sufrir más porque me duele y se queja/
Por DAMARIS ROJAS QUINTERO, Editora General