El próximo domingo se disputan la presidencia del Perú, en segunda vuelta, los candidatos Pedro Castillo, quien representa a la izquierda, y aspira en nombre del partido Perú Libre, y Keiko Fujimori, quien es apoyada por los sectores de centroderecha y la derecha peruana, según se informa. A esos dos nombres quedó reducido el cuadro de las opciones políticas en ese país.
Pedro Castillo es un maestro de escuela primaria, nacido en Cajamarca, que comenzó a darse a conocer como líder sindical al dirigir un paro de educadores en 2017, que se prolongó por 75 días, en el que se reclamaba un incremento salarial para los docentes. En el 2020 decide presentarse como candidato presidencial ante al vacío que dejara en el partido Perú Libre el dirigente Bladimir Cerrón, quien resultó inhabilitado por actuaciones relacionadas con su desempeño como gobernador de Junín.
Al hacer el análisis de las propuestas que les hace el candidato Castillo a los peruanos, se puede apreciar que es un aspirante antiestablecimiento, que enarbola banderas que buscan interpretar el agotamiento de los peruanos contra el fenómeno de la corrupción que ha desestabilizado el régimen político en el país andino, al punto de que sus últimos presidentes no han terminado su periodo.
Pedro Castillo no tiene experiencia, ni mucha preparación sobre los temas generales del Estado, pero se ha convertido en el símbolo de las necesidades de la región andina y de las zonas rurales de su país, por lo que propone duplicar el presupuesto para el sector agrícola y el sector educativo.
Sus propuestas son un poco difusas. Por ejemplo, ¿qué significa la adopción de un modelo de “economía popular con mercados”? No es claro. También habla de la nacionalización de sectores estratégicos como el minero, el gasífero y el petrolero. Por ello, analistas de su país le encuentran mucha afinidad con la plataforma del Movimiento al Socialismo (MAS) de Evo Morales en Bolivia, quien dijo que “nacionalizar los hidrocarburos y la minería es nuestra política”.
Del mismo modo, propone la convocatoria de una asamblea constituyente y designar nuevos miembros del Tribunal Constitucional por elección popular; propuesta curiosa porque en ningún otro país se eligen de esa manera. Lo que debe importar para desempeñar el cargo de magistrado de un organismo de tales características es el mérito y la idoneidad profesional. Esa sería una forma de democracia directa, dicen algunos.
Así mismo, se ha mostrado en contra del aborto y el matrimonio entre las parejas del mismo sexo, y apoya políticas de seguridad, lo que lo separa de posiciones de otros dirigentes de izquierda. También utiliza como eslogan de campaña “¡No más pobres en un país rico!”. Esas propuestas revelan que el candidato Pedro Castillo, que tiene una gran posibilidad de ser elegido presidente -según las encuestas-, más que ideas sobre el manejo del Estado, lo que tiene son sentimientos sobre las angustias y necesidades de su pueblo.