He oído a varios congresistas que defienden al paro decir que en Colombia hay una dictadura. Ellos se la adjudican al presidente Duque. Tenemos una dictadura, el dictador es el paro.
Nadie votó por el paro, no ha ganado ninguna elección y, sin embargo, pretende gobernar Colombia. No sé ni cuántos son, y cuántos ciudadanos los respaldan; pero en una democracia se gobierna con los representantes elegidos por los ciudadanos. Puede y debe haber diálogos con la ciudadanía y espacios de participación ciudadana, pero no puede venir un paro a imponernos una agenda de gobierno. El paro, el dictador, ataca nuestra democracia.
El paro es el dictador que conculca los derechos de los colombianos. El paro ha decidido que quienes quieren trabajar no tienen derecho a hacerlo; bajo el paro se esconden las amenazas a los trabajadores, advirtiéndoles que tienen prohibido ir a sus puestos de trabajo. El paro, el dictador, viola el derecho a la libertad de manifestación y asociación; bloquean para que todos los ciudadanos participen de manera obligatoria en su manifestación.
El paro es el dictador, cuyas medidas están generando pobreza en los hogares colombianos. El paro desaparece los empleos de miles de colombianos, el paro extermina miles de negocios colombianos. Al dictador no le duelen los 13 millones de litros de leche que diariamente tenemos que botar, ni los más de 11 millones de pollos muertos por hambre, tampoco le importan las cosechas represadas y las pérdidas de los campesinos, menos los 436 comercios vandalizados, ni las 889 bancos y cajeros destruidos, ni los más de 1.190 buses de transporte público atacados y menos las 236 estaciones de transporte público vandalizadas…
El dictador del paro nos lleva al mismo destino que vive Venezuela. Allá ganaron para destruir el sistema productivo, aquí a punta de 3.107 bloqueos también quieren hacerlo. El dictador decide qué puede o no circular por Colombia. El dictador del paro aborrece el libre comercio y, entonces, arbitrariamente decide que los negocios exportadores tienen que ver cómo se les caen los contratos que con dificultad habían logrado en el exterior. El dictador dice que es para proteger la producción nacional e impide las exportaciones y no les cuenta a los colombianos que muchos productos se vuelven más caros. Al dictador hay que pasarle la lista de desaparecidos: empleos desaparecidos, negocios desaparecidos, riqueza desaparecida, oportunidades desapareadas, salud desaparecida….
El paro dictador miente cuando incita a destruir argumentando que no hay nada que perder. Como en Venezuela, luego de destruir el sistema productivo, sólo quedará la pobreza. Colombia tiene mucha, 42%. Se proponen igualarnos en el 90% que tiene el vecino país. El paro ha incrementado el costo de la canasta básica de alimentación en un 200% y 300%, haciendo más pobres a los pobres.
El paro dictador se siente por encima de la ley y viola derechos humanos de los ciudadanos: no pueden circular, no tienen seguridad. El paro dictador, además, legitima el uso de la violencia contra los ciudadanos. Miente diciendo que es la Policía. Más de 12 mil manifestaciones y solo en 1.372 ha intervenido el Esmad y lo ha hecho porque la manifestación no es pacífica. Pretende el dictador que nadie pueda defender a la ciudadanía, exige que la fuerza pública sea retirada. El dictador ha herido 1.222 uniformados, destruido 113 CAIs y 24 edificios de la Policía. El dictador asesina y hiere a nuestra fuerza pública, la acusa y la condena sin respetar la presunción de inocencia ni el debido proceso. Todo un tirano es el paro.
Colombia no se dejará doblegar por la arrogancia y la violencia del dictador paro. Para gobernar este país tendrán que ganar las elecciones y encontrarán una barrera invencible de ciudadanos que una vez más decimos: no más violencia, no más bloqueos y que rechazamos los diálogos con quienes secuestran los derechos de los colombianos. Colombia libre, Colombia en democracia ¡Abajo el dictador del paro!
*Senadora