Diario del Cesar
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Venezolana parió en vía pública con ayuda de dos Policía en el barrio Santo Domingo  

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POR: NINOSKA REYES URDANETA 

La bendición de un hijo es un don que Dios da a las mujeres, asimismo bendice las condiciones y circunstancias en que es traído al mundo como reflejo de la fortaleza con que enfrentará la vida. Dios pone en el camino a las personas idóneas, así como lo hizo con una joven de nacionalidad venezolana de 20 años, quien por la urgencia del caso inició trabajo de parto en plena vía pública y fue ayudada por dos patrulleros de la Policía del Cesar, quienes con su valerosa acción permitieron el nacimiento de una niña.

Este particular hecho, ocurrió en la carrera 4G con calle 19a del barrio Santo Domingo en el municipio de Valledupar, cuando la mujer intentaba acudir a un centro de salud por presentar dolores de parto, sin embargo, era inminente la llega de la bebé y al momento de recibir la ayuda de una patrulla del modelo Nacional de Vigilancia Comunitaria por Cuadrantes, dos uniformados dejaron a un lado sus armas para cumplir con otra misión que solo Dios se las había encomendado, asegurarle la vida a un nuevo ser humano.

La joven,  de nombre Andrea Carolina González Cubillán, trajo al mundo a su segundo hijo a las 5:14 de la mañana de ayer, con la ayuda de los patrulleros Miguel de Jesús Quevedo y Samir Gordillo Salinas adscritos al cuadrante 5 de la estación de Policía Valledupar, quienes luego de asistir el parto, solicitaron una ambulancia para trasladarlos a un centro asistencial, donde recibieron ayuda médica. La niña se encuentra hospitalizado junto a su progenitora con un buen estado de salud y esperando el alta médica para volver a su hogar.

La valerosa acción de estos uniformados al auxiliar a esta mujer venezolana quedó guardada en el alma, de los uniformados a quienes esta experiencia les recordó la importancia de la familia y fortalecían su vocación de servicio a la comunidad, actividad que realizan a diario mejorando la seguridad y convivencia ciudadana.

‘ME LLENÉ DE VALOR Y VALENTÍA’ 

“Me tocó de rodillas, me llené de valor y valentía, pues fue una misión que Dios me encomendó en el momento, una oportunidad que me dio la vida”, narró Miguel de Jesús Quevedo, unos de los patrulleros que intervino en el parto, y que hasta ahora asegura no salir del asombro por este caso.

Explicó que cuando se encontraba de labores de patrullaje, junto a su compañero, encontraraon la joven en una esquina en compañía de una persona que no era familiar, de inmediato hizo seña a la patrulla para que se le prestara el auxilio. “Empezamos a llamar ambulancias pero no llegaban, y decidimos parar un taxi, pero cuando estábamos colocando unos plásticos en el cojín, la joven gritaba que no podía más que la bebé ya estaba saliendo”.

Y así fue, comenta Miguel de Jesús, tocó acostar a la mujer y ayudarla a traer a su hija al mundo. “Ya estaba la cabecita asomada, me arrodillé y tomé unos pañales de tela que tenía la joven. En un principio sentí mucho miedo porque le veía la cabecita morada a la bebé, empecé a desesperarme, pero me controlé y cuando la muchacha pujó por segunda vez la niña salió sin problemas, lloró de inmediato dado señales de su buen estado de salud”.

Por fortuna en ese momento llegó la ambulancia, mientras Miguel sostenía a la bebé y ambas fueron trasladadas a la Clínica Santa Isabel, donde ambas se encuentran en buen estado de salud.

“Fue una oportunidad que me regaló la vida. Esta acción forma parte de nuestras responsabilidades en la calle, vi la necesidad y me llené de valor para ofrecer la ayuda que tanto necesitaba esa joven. Jamás olvidaré este episodio, fue una gran enseñanza y me siento satisfecho”, afirmó el uniformado.

De la joven venezolana se conoció que labora en un local comercial en La Galería, centro de Valledupar, y tiene varios años residenciada en el municipio. A la niña la bautizaron con el nombre de Luiciana María.